martes, 28 de abril de 2015

"Influenciar a una persona es prestarle nuestra propia alma..."

...No piensa ya sus pensamientos naturales ni arde con sus propias pasiones. Sus virtudes dejan de ser suyas."

Pues si algo hay que educarse es la virtud: educarse, actualizarse, ¡compartirse! toda la vida. Sólo puede compartirse lo bueno, al menos en forma perdurable.

Claro que nuestras pasiones estarán, sanamente, al servicio de algo mayor. No nos perderán, dicho escuetamente. Serán el buen combustible de un motor que las exceda.

A la pasión, a lo animal, hay que "racionarlo"; raciona-lizarlo por tratarse de tropeles que fácilmente pueden adueñarse de nuestra vida, y deforestar lo cultivado en la relación con nuestros semejantes. Es lo que Freud denominó "sublimar"...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.