jueves, 13 de agosto de 2015

"Su belleza lo había perdido, su belleza y la juventud por la que había rezado. Sin la una y sin la otra, quizás su vida hubiera quedado libre de mancha."

Condice con la frase:
Cuando la violencia de las pasiones ha cedido y se ha amortiguado su
fuego, el hombre se ve libertado de un tropel de tiranos furiosos.
Sócrates (www.7costumbres.blogspot.com)

Y además con el texto:
"Para todo hombre, y en forma más clara y más grave para el escritor en particular, hay una prueba decisiva: la prueba de los años. Alguna vez se ha sostenido la identidad de la culpa y de la pena, una especie de inmanentismo de la pena bastante paradójico, pero no sin cierto viso de razón. La vejez es la pena, el castigo... de eso mismo, de ser viejo, de haber dejado que se marchitaran las rosas de la juventud, de no haber sabido preservar la hoguera juvenil, echando en ella para avivar la llama, si fuera necesario, los mil pequeños presentes de la vida que nos parecen dones, y no son sino monedas con que intenta comprarnos. La lima de los años muerde en nosotros hasta descubrir la esencia. En la edad moza nos iguala el fervor de la sangre, pero pasa el tiempo, y unas almas se van apagando y otras se afinan y arden cada día con llama más ardiente y más pura. Y así viene a saberse en quiénes había apenas un fugaz florecer de primavera, pronto agostado, y en quiénes algo perenne y sustantivo.(Prólogo de "La Llama Inmortal" de H. G. Wells por Francisco Romero.)

Y además con mi idea (desde siempre) que las personas feas, como dejadas de lado, son las que más han sabido sortear vicios y tentaciones del mundo moderno... las más sanas; las más "puras".

Siempre lo sentí así, y al mirarlas veo eso: pureza.

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